Cuenta la Biblia que Yahveh, para evitar la construcción de una torre que alcanzase el cielo, creó la diversidad lingüistica, y a falta aún de intérpretes y academias, consiguió que reinase el desconcierto, la descordinación y la incomunicación y con ello, sin mayor empleo de violencia alcanzó su objetivo. Evitar la construcción.
A veces, especialmente en días como estos en los que veo una y otra vez a “un tal” Rouco pienso que la mano divina se ha empleado con similar eficacia para evitar otra construcción: la construcción nacional. Sólo que en este caso no ha creado lenguas, sino partidos. Y el resultado ha sido similar, desconcierto, descordinación, incomunicación,… y sin hacer mucho más, el mismo resultado: un cielo sin alcanzar.
Todos hablan estos días de votos útiles o inútiles; de defensa de unas y otras posturas; de quien es más abertzale y quién menos; de quien defiende mejor al país y de quien lo vende mejor; … como diría el otro, bla bla bla. Todos a lo suyo y nada más que a lo suyo. Porque si todos fuesen a lo que deberían ir, los datos, en este caso cantan.
Tomando como base los resultados del 2004 en Araba, y aplicando la correspondiente ley D’hont resulta que una coalición Araba Bai (el tripartito con Aralar) obtendría el próximo domingo más de 72.000 votos. casí 15.000 más que la segunda lista más votada, la del PSOE, y 24.000 más que el PP. Eso significaría 2 diputados y 3 senadores.
Pero es que incluso, si se hiciese caso a quienes hablan de izquierdas, y cada uno por su parte busca su posición mayoritaria en el pastel, habría que indicarles que un hipotético Ezkerreko Araba BAI, se hubiese quedado hace 4 años a apenas 3.000 votos de obtener un diputado. Si tenemos en cuenta la posibilidad que una coalición de este tipo tendría para concentrar ilusiones y sacar a gente de la abstención o de otras casas “más útiles” o “más inútiles” el congresista sería casi seguro.
Pero no. El próximo domingo el PSE se irá a Madrid con 2 diputados, el PP con 1 y el PNV con otro, salvo que de la sorpresa y se lleve al segundo del PSE. Pero en todo caso, del orden de 30.000 alaveses o más a casa con las orejas gachas, veintitantos mil por un lado y 8 ó 9 mil por otro.
En el enclave nos pasará algo parecido. Todos nos llenamos la boca con un eslogan sencillo, treviño araba da. Pero a la hora de la verdad, nunca es la ocasión ni el momento de decirlo todos juntos. Estas elecciones serían una buena ocasión para ello. Los datos que aporta una simpática iniciativa (http://menudapapeleta.blogspot.com/) así parecen indicarlo. Pero el domingo, unos seguirán sus directrices y pasarán con su “abstención activa”, otros caerán en los cantos de sirena del bipartidismo que nos invade y salvarán a España de los rojos o de los fachas, otros esperarán las órdenes de los suyos, y, como no hay, sabe dios lo que harán, y el lunes a llorar otra vez. Cada vez más bajo. Cada vez con más rubor de no poderle decir a algún alcalde o alcaldesa que Treviño no se vende, que La Puebla no se vende y tenerle que reconocer que en la vida todo tiene un precio, hasta babel, y ojalá me equivoque, ojalá…
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