Vista de Trebiño, una localidad que puede presumir de su riqueza medioambiental y patrimonial.
Foto: d.n.a.
Naturaleza en bruto. Trebiño, la joya que Álava reivindica
el enclave de Trebiño es pura naturaleza en bruto, doblegada por las labores agrícolas sólo allí donde pueden llegar las máquinas. Con una superficie de 261 kilómetros cuadrados y una población de 1.400 habitantes, esta comarca es una fuente inagotable de discusiones, ya que se encuentra enclavado en Álava y, sin embargo, pertenece a la provincia de Burgos, ciudad de la que le separan cien kilómetros, frente a los veinte que la distancian de Vitoria.
Territorio de nadie y, mas tarde, del Reino de Nájera-Pamplona, su fundación oficial se materializó en 1161 por el rey de Navarra Sancho VI el Sabio, aunque en 1200 pasó a poder de Castilla tras la victoria que el rey castellano Alfonso VIII obtuvo en la guerra contra el rey navarro. Desde ese momento el Condado de Trebiño fue una parte más de Castilla y León hasta nuestros días. En 1453 se instituyó el Condado de Trebiño y, poco más tarde, el Ducado de Nájera, que aún hoy perdura. De hecho, el Ayuntamiento de Trebiño se ubica en el Palacio de los Duques de Nájera.
un territorio polémico La realidad es que en el siglo XXI, Trebiño pertenece por imposición administrativa a la provincia de Burgos, que sufre carencias importantes en cuanto a servicios e infraestructuras, incluso en comparación con municipios alaveses cercanos, pero resulta prácticamente imposible abrir una negociación política sobre su futura integración en Álava debido al blindaje que le proporciona el Estatuto de Autonomía de Castilla y León.
En la actualidad, al margen de declaraciones, de actos testimoniales o de estar considerada como la octava cuadrilla alavesa, sólo cabe la buena voluntad de las instituciones castellanoleonesas y alavesas para colaborar en la promoción social, económica y humana del enclave.
arte en cada rincón Trebiño está integrado por dos municipios, La Puebla de Arganzón y Trebiño. El primero cuenta con otro núcleo de población y se sitúa más orográficamente en la Llanada Alavesa. Próximo a las grandes vías de comunicación, cuenta con industrias, aunque no son nada desdeñables su casco antiguo y el castillo, hoy en ruinas.
Trebiño es otra cosa. Integrado por 36 pedanías y quince núcleos de población, está en la zona mas abrupta y más rica en patrimonio. Casi toda la zona se ubica en una amplia superficie boscosa, con una importante colonia faunística como el azor, el búho real o el milano negro, que comparten territorio con jabalíes, ginetas, lirones, corzos y zorros. Su riqueza medioambiental es su gran patrimonio, pero no el único.
La villa de Trebiño cuenta con dos significativos edificios. Por un lado el Ayuntamiento y, por otro, la magnífica iglesia de San Pedro. Pasear por sus calles es encontrarse con edificios medievales impresionantes, algunos de los cuales llevan la Cruz de David, testimonio de la presencia judia en la zona. También destaca la ermita de San Formerio, con varias tumbas antropomorfas.
Cucho es otra de las joyas de Trebiño. La localidad ha sido rehabilitada y tiene uno de los conjuntos más interesantes del territorio. Laño fue el centro eremítico de la zona, que estuvo muy poblada por este tipo de personas hace más de 1.500 años. Muchas de estas cuevas se pueden visitar y en ellas se pueden ver antiguas inscripciones y dibujos.
En Sáseta hay un espectacular desfiladero, el del río Ayuda, y un antiguo molino que usa una cascada para mover su maquinaria. El mayor interés de Argote es la parroquia románica de la Asunción. Iglesias de este estilo se pueden encontrar en casi todas las pedanías, pero hay una que brilla con luz propia, la de San Vicentejo, restaurada en 1963 y uno de los mejores ejemplos de arquitectura medieval de la comarca.
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