La noticia sobre el disparate que se está cometiendo en San Vicentejo nos ha llegado recientemente. En este pueblo de Treviño situado al pie del puerto de Vitoria, están construyendo un pabellón a unos pocos metros de uno de los mejores templos románicos que poseemos: la ermita de la Purísima Concepción, del siglo XIII.
Para atajar esta barbaridad, la Sociedad Landázuri acaba de aprobar una declaración, cuyo tenor literal dice lo siguiente: Declaración de la Sociedad Cívico-cultural Landázuri sobre las obras en el entorno de la ermita románica de San Vicentejo (Condado de Treviño, Burgos).
La Sociedad Cívico-cultural Landázuri ha visto con profundo disgusto las obras que se llevan a cabo junto a la ermita románica de la Purísima Concepción en San Vicentejo. Se trata de un pabellón a escasos metros de esta ermita del siglo XIII, uno de los monumentos más emblemáticos de la zona, perteneciente a la Diócesis de Vitoria y rehabilitada por la Diputación Foral de Alava en 1963.
Ante este hecho incalificable, nuestra Sociedad desea hacer llegar a las autoridades y a la opinión pública esta Declaración, en los siguientes términos:
1. En modo alguno puede justificarse dicha construcción, que afea notablemente el lugar donde se asienta la ermita y sus alrededores.
2. No dudamos de la legalidad, desde el punto de vista urbanístico, de esta construcción, pero claramente supone una tropelía contra el patrimonio y el paisaje.
3. Pedimos a todas las autoridades concernidas, tanto civiles como eclesiásticas, que suspendan inmediatamente las obras y que estudien alternativas para una nueva construcción.
4. Esta situación nos lleva a reflexionar sobre posibles cambios en las normas vigentes, de modo que se proteja el entorno de cada monumento o edificio singular.
Esta Sociedad espera que se imponga la cordura, de manera que este grave problema encuentre una rápida solución.
Como el texto y la ilustración hablan por sí mismos, no añadiremos nada. La pregunta es por qué siguen ocurriendo estos desmanes.
Conferencia y excursión
Esta semana tenemos dos actividades, que pueden ser de interés para nuestros lectores. Por un lado, dentro del programa 'Miércoles Landázuri', el miércoles 14, a las 19.30 horas, el conocido arquitecto Iñaki Uriarte hablará sobre el tema 'La industria, fábrica del paisaje'. Será en el salón de actos institucional sito en el número 5 de la vitoriana calle del General Álava. Colabora en esta actividad Eusko Ikaskuntza, estando abierta a todos.
Por otro, el sábado 17, a las 12.45 horas, en la parroquia de Oion, el organista y escritor José Santos de la Iglesia, miembro de nuestra Sociedad, ofrecerá una charla titulada 'Un órgano de estética alemana barroca en la Rioja Alavesa: el órgano de la iglesia de Santa María de Oion'. La charla será seguida de un recital con obras de Dietrich Buxtehude (1637-1707), en el tercer centenario de su muerte. También esta actividad está abierta a todos.
Cartas al Director
¿Obligaciones en San Vicentejo?
san Vicentejo es una bonita localidad alavesa que se enclava en el enclave de Treviño, ese ejemplo de aplicación democrática y hasta lógica del que con cierta frecuencia hablamos. San Vicentejo ofrece al visitante una de las más hermosas muestras del románico alavés. San Vicentejo cuenta entre sus habitantes con uno que es agricultor, y que habida cuenta que de las vistas no vive, ha levantado un pabellón agrícola en una finca cercana al monumento. Esta circunstancia, de por sí lamentable y posiblemente evitable, ha ocupado las columnas de la contraportada de DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA de Begoña Agiriano y Federico Verástegui de los pasados días 8 y 13, respectivamente.
Sobre esta última, titulada San Vicentejo, por obligación, gran parte de la frustración que siente el amigo Verástegui se deriva de su incapacidad para actuar como alavés en defensa de un patrimonio que, curiosamente, y en lo que a su adscripción católica se refiere, sí que lo es. Y no puede actuar porque por razones cada vez más difíciles de explicar el enclave sigue siendo obligado a ser administrado por Castilla y León. Y esto ocurre porque el gobierno foral del que él fue partícipe no cumplió con su obligación de desbloquear el contencioso de Treviño. Obligación que comprometió con sus electores en su primera legislatura para obviar después. Y esto ocurre porque algunos partidos que actúan en Álava se deben a demasiadas obligaciones, y la suya de arreglar lo de Treviño cede ante la de sus superiores de Madrid de seguir la consigna esa de al vasco, ni agua . Igual que cede la obligación de quienes no tienen esos superiores en Madrid de practicar aquello de más paso y menos pose .
Así pues, una vez más los ciudadanos del enclave tenemos que denunciar esta cuestión por obligación, y porque casos como éste demuestran que además de justo es necesario.
Javier Vegas
arabaonline.com
Tenía seis o siete temas in mente para tratar hoy, pero el acertado toque de atención de Begoña Agiriano en estas páginas sobre "la cosa" que han pegado al paisaje de San Vicentejo ha removido mis antiguas reivindicaciones. Comprendo que Cesáreo, que es de otra época, se quede extasiado viendo crecer un pabellón agrícola, entre otras cosas porque, silenciosamente, estaría calculando cuántas ovejas le hubieran entrado allí.
La ubicación le hubiera traído sin cuidado. Pero a mí, no. Como no se lo puedo hacer ver, lo mismo que a mí él no me puede hacer ver la importancia del calendario zaragozano, me encantaría llevarle a Francia y enseñarle allí cómo cuidan el entorno nuestros vecinos. A veces pienso, cuando me aqueja la afrancesamientitis: "¡qué pena de invasión frustrada!". Los gabachos también construyen pabellones, ¡claro que sí!, pero los hacen donde menos daño hacen al paisaje y, sobre todo, los rodean de vegetación de tal modo que pasan desapercibidos. Aquí es lo contrario.
A ser posible se elige como lugar de ubicación el lugar más alto, descarnado y visible o, también, al lado de algún pueblo destacado por sus palacios, como el caso de Zurbano, o en la proximidad de un monumento único, como el caso que tratamos. Así, los pobres locos del románico que se acerquen a San Vicentejo sin más que hacer que admirar una de las ermitas más bellas de nuestra zona, podrán disfrutar contemplando a su vera algo de verdadero interés. Y además, lleno de patatas y tractores, ¡mire usted! Seré feliz el día que se haga una ley como la de costas, pero que haga respetar la proximidad de monumentos o paisajes destacados y obligue a derribar los adefesios.
Sospecho que, para entonces, estaré ya jubilado y me podré dedicar con delectación a contemplar las "deconstrucciones", como se dice ahora. Mientras tanto, no estaría mal que las administraciones se pusieran de acuerdo y evitaran que tengamos que llamar a la localidad en cuestión "El almacenejo".
por federico verástegui
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